El hierro es uno de los metales más utilizados por la industria, interviene en la construcción de estructuras, instalaciones industriales y marinas, puentes, buques, etc., a causa de su tenacidad y resistencia mecánica; pero el hierro no es un metal estable, basta la presencia de la humedad y el oxígeno del aire para que comience a oxidarse. Hoy el problema se acentúa porque la presencia de C02 y S02 como contaminantes atmosféricos aceleran su oxidación. En zonas del litoral también pueden estar presentes los cloruros (atmósfera marina) que actúan en el mismo sentido. Se comprenderá, por tanto, la necesidad de protegerlo para su conservación.

El método más utilizado para la protección de estructuras e instalaciones industriales y marinas ha consistido en la aplicación de pinturas. La diversidad de los ambientes a que pueden estar sometidas dichas estructuras e instalaciones ha obligado a desarrollar pinturas capaces de protegerlas con éxito en las condiciones más severas que puedan presentarse.

No obstante, el éxito de la pintura no depende solo de la capa y el espesor que se aplique, sino también de como se aplique y esencialmente del estado de la superficie metálica al realizar la aplicación. Ningún Sistema de pintura proporcionará un óptimo resultado si la superficie sobre la que se ha aplicado no está adecuadamente preparada. Debe, pues, tenerse presente que:

1. Pintar sobre superficies oxidadas, grasientas, con salitre y sucias se traduce siempre en una pérdida de tiempo y de dinero.
2. El acero estructural procede generalmente de laminación en caliente. Por eso durante el enfriamiento se va formando en la superficie una capa de óxidos dura, resistente, y fuertemente adherida, que se conoce con el nombre de cascarilla o costra de laminación (calamina). La calamina con el tiempo pierde adherencia y se desprende fácilmente. Esta costra de laminación tiene carácter catódico respecto del hierro, por lo que estimula la corrosión cuando alguna circunstancia lo favorece.

El salitre, la grasa, el óxido y la suciedad impiden o dificultan la adherencia. Además, el salitre y las sales solubles, favorecen los fenómenos osmóticos (paso de la humedad a través de la capa de pintura) produciendo ampollas y fallos prematuros.

Los productos de la corrosión formados bajo la capa de pintura forman protuberancias sobre el acero, por lo que pueden causar roturas de la capa de pintura.

Es evidente, por tanto, la necesidad de eliminar la suciedad y el óxido en la medida prácticamente posible para tener una superficie limpia al aplicar la pintura.

Standards de preparación de superficies

Las normas mas comunmente utilizadas en Europa son las editadas por el Instituto Sueco de la Corrosión bajo el título "SVENSK STANDARD SIS 05 59 00 -1967", que distinguen cuatro grados diferentes de herrumbre (A, B, C y D) en las superficies de acero laminadas en caliente. Identifica igualmente el aspecto de las superficies ya tratadas según dos grados diferentes de preparación (St-2 y St-3) mediante raspado y cepillado con cepillo de acero, cepillado a máquina, esmerilado a máquina, etc. Y finalmente distingue las superficies para cuatro grados diferentes de preparación (Sa 1, Sa 2, Sa 2 1/2 y Sa 3) mediante chorro abrasivo (arena y granalla).

Su correspondencia con las especificaciones del Steel Structures Painting Council (SSPC) y las de la National Association of Corrosion Engineers (NACE) para superficies chorreadas, es la siguiente:

El grado de preparación Sa-2 es en muchos casos suficiente y representa un ahorro significativo en comparación con el Sa-3.

Todos los residuos producidos en los tratamientos de preparación de la superficie deberán ser eliminados antes de pintar. Para ello se utilizan cepillos de cerda vegetal, soplado con aire a presión o extractores industriales, según los casos.